IMPORTANCIA DEL ENTRENAMIENTO DE FUERZA EN LAS PERSONAS MAYORES
El ejercicio físico realizado de manera regular y adaptado a las condiciones físicas de las personas mayores está asociado a un menor riesgo de enfermedades relacionadas con los procesos de envejecimiento. Se ha demostrado que el ejercicio físico en las personas mayores es eficaz para prevenir ciertos tipos de cáncer, incrementar la densidad mineral ósea, reducir el riesgo de caídas, mejorar la función cognitiva y combatir el aislamiento social y la depresión.
La calidad de vida de las personas mayores que hacen ejercicio es mucho mayor, con lo que se reduce la necesidad de tomar medicamentos y el riesgo de dependencia, fomentando un envejecimiento saludable.
El envejecimiento es un proceso en el que hay cambios funcionales que llevan a las personas a una reducción de todas sus capacidades. Los principales cambios en el sistema músculo esquelético son la disminución de la masa ósea, la rigidez de las articulaciones y reducción de su resistencia, y a nivel muscular, disminución de la capacidad de los músculos para contraerse, se pierde fuerza, potencia y resistencia. De esta forma se define la dinapenia como la pérdida funcional de la capacidad para generar la fuerza en las personas y la sarcopenia como pérdida gradual de masa muscular. La consecuencia inmediata de sufrir cualquiera de estas enfermedades es la falta de independencia para realizar las actividades cotidianas, un mayor riesgo a las caídas y un mayor cansancio.
Los ejercicios físicos de fuerza en la persona adulta mayor es la mejor forma de combatir los cambios en músculos y huesos a causa de la edad.
Los programas de ejercicio físico para personas mayores deben adaptarse a sus condiciones y a su estado de salud. Revisiones sistemáticas de estudios han demostrado la importancia de entrenar aspectos como la fuerza o la potencia. Se ha confirmado que las sesiones de fuerza y potencia controlados y adaptados mejoran la velocidad de la marcha, el equilibrio y la fuerza, aspectos que contribuyen a una mayor autonomía y calidad de vida en este grupo de edad. Entrenar la fuerza es, posiblemente, la manera más eficaz de retrasar la aparición de sarcopenia o pérdida de masa muscular.
Otros estudios hablan del volumen, la intensidad, la velocidad, potencia de ejecución, la densidad y el tipo de ejercicio de fuerza que es más adecuado para cada grupo, llegando a la conclusión de que los entrenos deben ser adaptados a cada persona, sea cual sea su edad. Las sesiones deben estar diseñadas y planificadas, por tanto, por profesionales cualificados y coordinados con los equipos médicos que atienden a este grupo. Las personas mayores sanas responden my bien ante los entrenos de fuerza pero igualmente los/as adultos/as mayores con movilidad limitada y/o frágiles también se benefician del entrenamiento de fuerza pero posiblemente no con las mismas dosis.
Queda muy claro que los entrenos de fuerza y potencia deben estar incorporados en las rutinas de entreno de las personas mayores sea cual sea su estado de salud.